Varios estudios científicos y académicos descartan que la Planta de Valorización Energética del Besòs suponga un riesgo para la salud y el medio ambiente
El Departamento de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural de la Generalitat de Cataluña ha presentado hoy el estudio que solicitó el Ayuntamiento de Sant Adrià de Besòs con el fin de efectuar una campaña de mediciones en el paseo Antonio Machado, en el barrio de La Catalana.
El informe concluye que durante el período de medición con una unidad móvil, entre el 8 de noviembre de 2021 y el 25 de enero de 2022, no se han superado los valores de referencia legislados de ninguno de los contaminantes atmosféricos medidos.
Para el análisis se utilizó una unidad móvil que llevó a cabo mediciones de inmisión en continuo y durante 24 h de los siguientes contaminantes atmosféricos: dióxido de azufre (SO2), sulfuro de hidrógeno (H2S), monóxido de carbono (CO), dióxido de nitrógeno (NO2) y ozono (O3). Aparte, esta estación está equipada con una estación meteorológica que mide continuamente los siguientes parámetros: temperatura, presión atmosférica, radiación solar, dirección del viento, velocidad del viento, precipitación y humedad relativa.
Los resultados obtenidos reafirman las conclusiones aportadas por el resto de estudios realizados con anterioridad sobre la calidad del aire en la zona.
Por este motivo, y con la voluntad de reforzar el mensaje de tranquilidad hacia el vecindario, la presentación también ha contado con la intervención de la gerente de la Agencia de Salud Pública de Barcelona, la Sra. Carme Borrell, quien ha querido incidir de nuevo en las conclusiones del estudio llevado a cabo por el organismo en 2018.
La ASPB y el CSIC ya descartaron riesgos de salud y ambientales
Durante 2018 y 2019, tanto la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB) como el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) desarrollaron estudios independientes, como parte de los compromisos asumidos por la administración a raíz de las demandas de colectivos de vecinos en torno al impacto de la planta incineradora de residuos.
Ambos análisis concluyeron que la Planta de Valorización Energética de TERSA, que cumple con los estándares y normativas que rigen y supervisan las administraciones competentes, no tiene una repercusión relevante para la salud y el medio ambiente.
Según el informe publicado por la ASPB, en el que se analizaba el riesgo de mortalidad asociado a la exposición de dioxinas y furanos en áreas pequeñas, se concluye que la proximidad de la Planta de Valorización Energética ubicada en Sant Adrià de Besòs no supone mayor riesgo de mortalidad por enfermedades relacionadas con estas sustancias.
El mismo estudio señala que “no se han detectado agrupaciones de áreas en las inmediaciones de la planta incineradora con una mortalidad por encima de la media de la ciudad”, y puntualiza que “no se ha hallado una asociación significativa entre la mortalidad y la proximidad a la planta incineradora”.
El estudio se elaboró a partir de “un diseño ecológico transversal que explora el riesgo de mortalidad por causas asociadas a la exposición de dioxinas y furanos a nivel de área pequeña de la ciudad de Barcelona para el período 1991 a 2015”.
En paralelo, en 2019, un trabajo liderado por un comité de científicos independientes, y que llevó a cabo el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA), determinó que las áreas de Barcelona, Sant Adrià de Besòs y Badalona cercanas a la planta incineradora tenían el volumen de dioxinas en el aire más bajo identificado hasta entonces, y, en todo caso, muy similar al que podía encontrarse en una zona urbana con presencia de tráfico rodado.
La investigación contó con la instalación de siete puntos de medida en total, cinco de ellos desplegados en semicircunferencia a diferentes distancias alrededor de la incineradora, un punto más en el barrio de Sant Andreu y un séptimo en un área alejada del Eixample, con un volumen de tráfico habitual en la ciudad de Barcelona. Los siete puntos recogieron muestras de aire en campañas que incluían distintos meses del año, también con condiciones meteorológicas diferentes.
Igualmente, se tomaron muestras aprovechando la parada de la planta incineradora para efectuar tareas de mantenimiento, lo que proporcionó información adicional sobre las concentraciones ambientales de dioxinas en la zona para poder compararlas con otros momentos en los que la planta trabajaba a pleno rendimiento. Tal y como se recoge en las conclusiones, la comparación de las diferencias temporales entre campañas de muestreo, cuando la incineradora estaba parada, trabajando a bajo rendimiento o a pleno rendimiento, tampoco muestra diferencia alguna que sea atribuible a las emisiones de esta planta.
De este modo, se garantizó un muestreo lo suficientemente amplio como para permitir hacer una comparativa esmerada y exhaustiva.
Los estudios se pueden consultar aquí:
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Acceso al estudio de la ASPB: https://bcnroc.ajuntament.barcelona.cat/jspui/handle/11703/116087
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Acceso al estudio del CSIC: http://hdl.handle.net/11703/116088
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Acceso al estudio del Departamento de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural: https://www.tersa.cat/media/3122/estudi-qualitat-aire-barri-catalana.pdf
TERSA reduce hasta un 50 % de las emisiones
A su vez, en mayo de 2021, la Planta de Valorización Energética puso en marcha un nuevo sistema catalítico que permite reducir las emisiones de NOx hasta un 50 %, garantizando, de este modo, las mejores prácticas ambientales disponibles. La implementación de este nuevo sistema catalítico en la PVE está totalmente alineado con las medidas impulsadas por el Área Metropolitana de Barcelona y el Ayuntamiento de Barcelona para mejorar la calidad del aire.
Esta tecnología puntera, que corresponde a un proyecto aprobado en 2016 y que ha supuesto una inversión de 18 millones de euros, ha permitido al Grupo TERSA adelantarse dos años al BREF, la nueva normativa europea, obligatoria a partir de 2023, que rebajará el límite de emisiones de óxidos de nitrógeno a 150 mg/Nm3 para las plantas de valorización energética ya existentes.
Aunque las emisiones de la PVE ya se encontraban por debajo de ese límite, la nueva tecnología permite reducir las emisiones de NOx todavía más, hasta un 50 %, lo que supone situarse muy por debajo del umbral que fija el nuevo marco regulador.
Este proyecto responde a una apuesta por la mejora continua en los procesos y la consecución de los máximos estándares de eficiencia y sostenibilidad ambiental posibles, con el objetivo de que la planta continúe siendo un referente para el sector.
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